reflexiones sobre la grupalidad y su función esencial para la supervivencia social, especialmente en situaciones de vulnerabilidad. Se resalta la labor de los agentes comunitarios en el proyecto de psiquiatría transcultural de Vall d’Hebron, quienes utilizan su experiencia vital en primera persona—como procesos migratorios o internamientos—para establecer confianza con jóvenes y servir de puente con las instituciones. Se subraya que las perspectivas eurocéntricas de la psiquiatría tradicional a menudo dificultan la atención al malestar culturalmente situado, llevando a diagnósticos inadecuados. Los agentes logran mitigar esto al proporcionar un acompañamiento situado y respetuoso de los ritmos individuales, actuando como referentes para quienes están atravesando procesos similares. En última instancia, el prrograma concluye que la acción grupal es un acto reparador y necesario que combate el aislamiento generado por el sistema socioeconómico actual, promoviendo la cohesión y la resistencia.

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