La crisis

Este Miércoles 16 de Junio, abordamos el «tema de moda»: LA CRISIS.
Después de meses de negar el gobierno que tuviésemos una crisis, y que más bien era unos «hilillos de plastilina» llamados «desaceleración», ya no pueden ocultar por más tiempo, que no están dispuestos a seguir con el «estado del bienestar», porque ahí se invierte mucho dinero público que algunos piensan que debería ir a parar a bolsillos privados, o sea, los suyos.
De lo que se trata es de recortar los ya precarios derechos sociales y destinar el dinero a quienes ellos consideran que los van a «rentabilizar» mejor. Estas líneas políticas, ya se llevaron a cabo en los EE.UU. (como no!), con los sucesivos recortes sociales a las minorías más desprotegidas, sólo que allí, los argumentos no fueron por la «crisis» de los mercados, sino por otro tipo de crisis ideológica: el racismo institucional. A principio de los 90, determinados grupos de poder de ideología suprematista racial, difundieron estudios «científicos» en los que se afirmaba la «superioridad» intelectual de la «raza blanca» y el despilfarro estatal que suponía el escaso gasto público que revertían en las minorías, pues esa inversión, no iba a ser «bien» utilizada. Estos planteamientos ideológicos tuvieron su máxima expresión con la edición del libro que reunía todos estos argumentos ideológicos: «La belle curve». De ahí partieron todos los planteamientos políticos que llevaron a la invasión, primero de Afganishtán, y posteriormente de Irak.
Con la creación de estos conflictos armados, dichos países sufrieron el expolio de sus riquezas culturales, saqueando sus museos y palacios, así como materias primas y humanas… Parece que dichos conflictos armados no han resuelto sus ansias de ambición y codicia y se rumorea que en la última reunión que el Club Bilderberg llevó a cabo en Sitges, se habló de «crear» otra guerra, en esta ocasión, contra Irán…, todos ellos países con importantes bolsas de petróleo, lo que supone pasar de la extinta «guerra fría» a la «guerra caliente», o sea, «montar» guerras para el control energético del mundo y las grandes reservas de otras importantísimas materias primas necesarias para la industria tecnológica.
Por si acaso los planes bélicos fracasan por la importante oposición ciudadana contra las guerras, los amos del mundo tienen preparada otra guerra, esta ni «fría», ni «caliente», sino de «baja intensidad» y a «fuego lento»: la de los recortes sociales y laborales.
El actual decreto que pretende aprobar el gobierno, con la excusa de la imposibilidad de llegar a un acuerdo entre la representación empresarial y sindical, no sólo anticipa años difíciles para las clases sociales más desprotegidas, sino también un mayor incremento de las líneas penales más duras.
Desde hace años, el estado viene haciendo grandes inversiones para la construcción de macrocárceles y complejos industriales penitenciarios, lo que nos llevaría a sospechar que todo esto ya lo tenían previsto.
No es extraordinario que, las únicas «empresas» que no han hecho algún tipo de regulación de plantillas sino, más bien al contrario, han aumentado la contratación, son las instituciones de todo tipo de policías, fuerzas de seguridad del estado y seguridad privada y la de funcionarios de prisiones.
Si a esto le añadimos la deriva que se ha producido en las instituciones de enseñanza, que han abandonado la pedagogía por el control del aula (ESO), y la industria farmacológica que, a través de la institución sanitaria y más concretamente la psiquiátrica, no sólo han creado diversas falsas pandemias de pánico social, sino que han implementado la distribución de todo tipo de psicofármacos, ya sea en prisiones o en las consultas de atención primaria, nos llevaría a reforzar nuestras sospechas.
Al control punitivo de las antiguas prisiones, hay que añadir el control social con las tecnologías y otros mecanismos no tecnológicos (ordenanzas, leyes, modas,,,) y el control terapéutico. Esta es la prescripción socio-político-sanitaria para tiempos de crisis. Y frente a esto, nadie mejor que nosotras que hemos pasado por unas cuantas crisis de todo tipo e intentamos renacer tras cada una de ellas.

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