Aquí os dejo el audio del 21 de julio recuperado gracias a los de técnica de Contrabanda. Coordina Alberto hablamos sobre el electroshock
El electroshock, que ahora le llaman «terapia electoconvulsiva» o TEC,. Sabemos que la recuperación del electroshock como «terapia», está creando mucha controversia entre partidarios y detractores y la implantación de esta práctica, es reivindicada por parte de los profesionales y denostada por algunos profesionales y gran parte de los posibles candidatos a recibirla. Por lo que conocemos, la aplicación de la TEC se extiende con algunas variantes con respecto al electroshock tal y como se aplicaba desde los años 40. Ahora se colocan los electrodos en otra situación del cráneo y se anestesia y se les da un relajante muscular a los receptores de la descarga, para evitar las roturas de huesos que producían las violentas convulsiones que provocaban las descargas. Nadie puede asegurar qué es lo que hace el electroshock, ni a qué partes afecta, pese a esto, no se informa a quienes se les aplican las descargas. El TEC, no cura nada, y se aplica una sesión tras otra hasta un número máximo que no se debe sobrepasar. ¿De dónde proviene la idea de que el electroshock puede ser efectivo en el tratamiento de algunos diagnósticos de salud mental?. Pues ni más ni menos de la observación de que no existían personas epilépticas con esquizofrenia (en principio, el electroshock, se aplicaba a personas diagnosticadas con esquizofrenia). De esta observación, se concluyó que las convulsiones podrían ser beneficiosas para las personas diagnosticadas de esquizofrenia y primero se les aplicaba un shock insulínico para provocar las agitaciones, pero era muy arriesgado de manera que posteriormente se consideró la posibilidad de que esas convulsiones se consiguieran a través de descargas eléctricas en el cráneo.
En la dictadura franquista, los psiquiatras del régimen, aplicaban el electroshock a las personas homosexuales, pues se las consideraba enfermas y el electroshock era el tratamiento de castigo con el que pretendían «curarlas». Paradójicamente, algunas «sanaron», lo que confirma que el electroshock es un tratamiento de tortura por el cual, nadie quiere volver a pasar, incluso, renunciando a sus propios deseos, o probablemente, porque la descarga eléctrica, deja a la persona sin pulsión del deseo sexual, o sea, mata la esencia de la vida o hace que se transmute hacia la represión del deseo.
A lo largo de los años, he tenido la oportunidad de conocer a diferentes personas que han sufrido la TEC. Algunas de ellas familiares, otras amigas y conocidas. Sin entrar en la tristeza y el desgarro que supone el encuentro con la persona tras la aplicación del electroshock, y pese a que aseguran que los efectos de pérdida de memoria se puede recuperar a través de una terapia (contradictorio que se necesite una terapia para recuperarse de los efectos de otra terapia), he podido constatar que muchas de esas personas perdían, memoria aparte, la capacidad y el sentido crítico, llegando en ocasiones a tener pensamientos un tanto reaccionarios que anteriormente no manifestaban, sino más bien al contrario. O sea, que la TEC, más que efecto terapéutico, anula ciertas capacidades, de forma que desaparecen las contradicciones que genera el sentimiento crítico. En otras palabras, uno de los efectos que se consigue con la TEC es alienar a la persona. Walter Freeman, importante médico estadounidense y pionero en la aplicación de la lobotomía, en un escrito con el nombre de terapias que dañan el cerebro, reconocía las bondades de la TEC, pues dejaban una zona del cerebro dañada, y aseguraba que eso era un beneficio, pues las personas con un diagnóstico de salud mental, tenían mucha actividad cerebral, y ese era el origen de su sufrimiento, y que al dejarles una parte del cerebro inoperativa, ese flujo de actividad se reducía y podían estructurar mejor sus pensamientos.
En definitiva, que a la mayoría de las personas de Radio Nikosia, la TEC no nos hace ninguna gracia, más bien nos llena de espanto el que muchos de los que se consideran profesionales y científicos, la tengan en consideración como terapia y no como tortura; aunque también hay personas que consideran que a alguien le puede ir bien. Si como decía antes, me eliminan esa parte crítica con la TEC, una vez he pasado por ella, me parecerá que me ha ido bien, a pesar de que ya no sea la persona que era antes.
A ver cómo nos sale este programa. A buen seguro, se darán datos o detalles de cómo los promotores de la TEC, tenían intereses para manipular los datos sobre su efectividad, lo que deja de una manera patente, que las personas y su sufrimiento les importan muy poco, y que lo que cuenta es el engaño y el negocio.
Si conseguimos hacer que pensemos un poco acerca de esto y lo cuestionemos, para nosotras será todo un éxito.
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